sábado, 25 de octubre de 2014

Historia de la radionovela de Elisa Wescott

ELISA

Antes de Elisa: Sebastián, un chico ambicioso que obtenía todo lo que quería, y Arisa, una chica noble y alegre, se conocieron en la adolescencia y se enamoraron. Debido a que eran muy jóvenes cometieron varios errores en su relación, entre ellos el más importante, un embarazo no deseado. Los padres de Sebastián lo obligaron a casarse, haciendo que el futuro planeado ya no fuera como hubiesen querido.

Esta es la historia de Elisa Wescott, una niña que creció en una familia disfuncional, por lo que experimentaba pocos momentos felices, desde muy pequeña presencio los arrebatos de ira de su padre y el llanto desconsolado de su madre. Elisa siempre se preguntaba porque no podía tener una familia feliz, como cualquier niña de su edad, y aunque era hija única, jamás recibió una palabra de amor de su padre, en lugar de ello, recibía los golpes e insultos del mismo. Sin embargo de su madre sí, ésta intentaba que su hija tuviera algún recuerdo feliz, aunque fuera sólo con ella. La niña tenía solo 8 años y no tenía ningún amigo, pocas veces salía de su casa y frecuentemente observaba por la ventana a los niños jugar felices en la calle o en un parque, con su mamá o papá observándoles pendientes de su seguridad y de su diversión.

Fue entonces cuando ella comenzó a imaginarse como sería su vida si su papá la quisiera, si al menos no la agrediera y le demostrara un poco de amor, si su mamá no tuviera miedo de su papá y que cuando la intentara defender no saliera más lastimada.

Entonces Elisa comenzó a inventar hermosos momentos familiares, solo sueños, que eran producto de sus deseos de ser feliz, escuchada y amada. Un juego de su imaginación para consolarse ella sola. Siempre tenía miedo de encontrarse a solas con su papá y le daba tristeza que a su madre se le comenzaran a notar más los moretones y el semblante de tristeza que parecía mostrar la mayoría del tiempo.

Un día, Sebastián regresó del trabajo como siempre: molesto, mejor dicho, furioso y gritando su nombre. Arisa intentó calmarlo pero solo consiguió que éste se enojara más. Cuando Sebastián encontró a Elisa dibujando en su cuarto, comenzó a descargar su ira en su hija, mientras ella estaba siendo estrangulada sin ninguna oportunidad de defenderse o huir, alcanzó a escuchar los gritos de su madre y después no escuchó nada, sólo imaginó… imaginó que su papá no la estaba ahorcando con sus duras manos y que ella no se encontraba en el suelo acorralada suplicando por aire, sino que su papá la estaba cargando mientras le daba vueltas en el aire y su mamá los observaba alegremente… su familia feliz, pero esta ilusión desapareció rápidamente, sustituida por la cruel realidad de los duros golpes contra el suelo, hasta que un líquido rojo la salpico y Sebastián cayó al suelo. Arisa se encontraba frente a Elisa, con un cuchillo manchado de sangre, su mirada era una mezcla de horror y felicidad, entonces la miró y le pidió perdón, le dijo que la amaba. Después se suicidó con el mismo cuchillo que tenía en las manos frente a la niña.
Elisa se quedó ahí en shock, observando los cuerpos de sus padres en el suelo manchado de sangre e imaginó la hermosa vida que pudo haber tenido junto a ellos, la vida que no tuvo y que anhelaba tanto, pero tampoco tenía ya una familia.


Un vecino que escuchó los gritos, llamó a la policía, cuando ésta llegó y entró, vieron la horrible escena que ahí se encontraba, un policía se acercó a Elisa, le preguntó qué había pasado, entonces Elisa le mostró un dibujo de su familia feliz y un dibujo de lo que había pasado. El policía le preguntó se tenía alguien con quien quedarse o que velara por ella, la niña contestó que tenía una tía, hermana de su mamá, con la que hablaban muy poco y pocas veces Elisa la había visto, pero era la única a quien conocía. Las autoridades contactaron con ella y le explicaron lo ocurrido y la tía acudió enseguida en busca de Elisa.
Después de la muerte de sus padres, la custodia de la niña quedó en manos de su tía Alison, la cual, debido a que vivía lejos, no estaba del todo enterada de la situación de la familia Wescott y se sintió culpable por no haber estado al pendiente de su hermana y su sobrina.

Desde que comenzó su relación de tía-sobrina, Alison comprendió la situación psicológica de Elisa y se sintió con la obligación moral de ayudarla, apoyarla, amarla y disfrutar con ella el tiempo que había perdido.

Debido a que Alison no tenía hijos se entregó por completo a Elisa e intentó por muchos medios que Elisa olvidara su horrible experiencia y sólo recordara los momentos bonitos y virtudes de su madre, y así, después de un tiempo Elisa logró sobrellevar esos traumas y perdonar a sus padres, y aunque la niña, después de la muerte de sus padres se volvió más callada y tímida, llegó a ver a su tía como la familia que ella quería y aceptó que tenía muchas cosas buenas por vivir.

 “Así como una flor no elige donde florecer. Un niño no puede elegir a sus padres”

Esa frase, que Alison le mencionó a Elisa, aunada a sus ganas de sentirse bien y feliz, y a su capacidad de aprender de esa experiencia, junto con la comprensión y el amor que su tía le entregaba le permitieron seguir avanzando hacia el futuro, dejando atrás sus traumas, para poder vivir feliz.

Radionovela de Elisa